La respuesta es que no lo se y nunca lo sabré pero eso no me preocupa porque ya no puedo hacer nada para volver sobre mis pasos y hacer las cosas de manera diferente y tampoco sabría como hacer para estar seguro que en el futuro esto ya no sucederá por la sencilla razón de que ni siquiera se que es lo que hay en ese futuro en esta realidad en la que el tiempo fluye como la corriente de un río de forma lineal y hacia adelante sin detenerse nunca.
Ya habiendo descartado el pasado y el futuro, solo me queda el presente y ahí es donde he decidido ser feliz y salir de la monotonía del gris en el que muchas veces me meto, dejándome llevar por la inercia y la rutina y dejar que el sol rompa a través de las nubes grises para mirar el brillo de la vida en cada instante, sea bueno o no tanto. He decidido ser feliz cada instante que pueda y cuando no lo esté vivir también en el estado en que esté y disfrutarlo pero sin perpetuarlo en mi para darme la oportunidad de experimentar cada color que pueda sacarle a la vida.
Me he impuesto el reto de actuar apasionadamente y poner tintes de llamas rojas en cada una de mis acciones pero siempre mesuradas por la serenidad azul de mi prudencia; ser, mas que vivir, la alegría del amarillo mientras me mantengo encendida la llama violeta del cambio constante. He decidido alimentar la vida del espíritu verde de mi esperanza y agrandarlo con la energía naranja.
He decidido vivir la vida en technicolor y vivir en ese estado mental el mayor tiempo que pueda, no por alcanzar una utopía sino para agradecer a la vida por los regalos que me da de la única forma en lo que me pide: viviéndola.
Feliz #Día54, #311togo
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