Después de un buen rato encerrado el poder salir a recibir su brillo y sentir su calor en la piel desató nuevamente ese sentimiento en mi...
Felicidad pura... De las más sencillas, simples, accesibles y gratuitas fuentes de felicidad que pueden existir. No en balde las culturas antiguas lo centralizaron en el panteón de sus dioses siempre dentro de los roles principales de la creación y funcionamiento del universo entero.
Fecundando la tierra y activando su fertilidad para hacer surgir la vida desde los mas profundo de sus entrañas, rigiendo sus ciclos de regeneración y muerte continuos y enseñando a los hombres que se han dado la oportunidad de querer entenderlo los secretos del universo a través de su lenguaje mudo y elocuente.
Es una fuente de energía inagotable capaz de inundarme de felicidad, que se potencia fluyendo hacia afuera de mi en formas de amor, ternura y agradecimiento por poder permitirme el poder experimentar la vida bajo el manto de su calor y su luz, dandome la perspectiva necesaria para cada paso en mi vida, desatando reacciones químicas en mi que apenas comprendo y que me mantienen vivo.
El poder sentirlo en mi ya es suficientemente gratificante como para hacerme feliz por poder estar bajo sus rayos por tan solo unos minutos en un día soleado.
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