Hoy fui feliz al recordar una de las tantas lecciones de vida que me dejó la escalada en roca: Lo que vale no son los intentos por hacer algo sino el hacerlo; a mas de 30 metros de altura sujetado solo con tus manos y pies a una roca esta diferencia se vuelve incluso una cuestión de vida o muerte.
Estando ahí arriba no me podía dar el lujo de solo intentarlo, tenía que hacer que las cosas pasen porque mi vida dependía literalmente de ello, en esos momentos tenía que encontrar las salientes correctas a las que debía asirme y la forma en que debí moverme para seguir subiendo porque sencillamente no había marcha atrás, solo había un lado al que podía dirigirme y ese era siempre hacia arriba. En esos momentos no había espacio para la autocompasión ni para intentar convencerme a mi mismo que me estaba esforzando y que la vida se empeñaba en no darme los resultados que buscaba por mi mala suerte.
Hoy se que esa lección es una de las mas importantes que debo aplicar en el camino hacia mis metas a lo largo de mi vida y que no necesito estar en una situación extrema donde mi vida peligre para hacerlo, si mi sueño es lo suficientemente grande entonces no hay opción; si o sí debo llegar a el y no hay espacio para la autocompasión ni para detenerme a lamentarme por lo adverso que pueda ser el camino, solo debo encontrar la forma de adaptar el plan o adaptarme a mi mismo y continuar hasta llegar a mi objetivo.
El intentar no cuenta, eso es solo la mitad del camino, si de verdad quiero algo lo que debo hacer no es intentarlo sino hacerlo; entregarme totalmente y encontrar cualquier forma posible para lograrlo sin dañarme a mi mismo ni a los que me rodean simplemente porque no hay opción y esto es cueste lo que cueste.
Feliz #Día38, #327togo
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